Ver a un niño con la misma ropa en repetidas ocasiones o con accesorios que no van muy ad hoc con la temporada no siempre es responsabilidad de los padres, hoy en día los pequeños han empezado a tomar la batuta y deciden qué ropa usar, aunque ésta no sea la más adecuada ni la del último grito de la moda. 

Cuando son unos bebés es el gusto de la madre el que queda plasmado en la forma de vestir del niño, sin embargo esto se va modificando entre los 2 y los 5 años de edad, etapa en la que ellos han empezado a decidir qué ponerse.

Consientes de este nuevo mercado, casas de moda como Calvin Klein, Paula Caen D'Anvers, Agatha Ruiz de la Prada, entre otras, incluyen en sus colecciones prendas especialmente pensadas para los más pequeños, pero con las mismas características de las prendas de los adultos.


Pero ¿qué pasa cuando el pequeño decide qué ponerse?

En algunas ocasiones los niños no se visten con ropa de acuerdo a su edad y otros buscan parecerse a sus padres o a los personajes que ven en la televisión. 

Algunos especialistas opinan que vestir a los niños como pequeños adultos no es correcto, pues deja ante la mirada de los demás una aparente sensualidad, inexistente en ellos por su condición de niños; además de que en muchas ocasiones son los deseos de los adultos los que quedan plasmados en la ropa de los pequeños. 

La tendencia de vestir a los pequeños como adultos va en ascenso y en el mercado ya no se encuentran muchas opciones, la ropa de los niños tiene las mismas características de los adultos o de los adolescentes, así si una adolescente usa un top con una minifalda, es muy probable que la niña de tres años quiera lo mismo. 

Según los especialistas, la apariencia que la vestimenta otorga al individuo le ayuda a 'formar parte', de 'pertenecer' a cierto grupo, en este contexto los niños no quedan fuera, y como paso casi obligado, pedirán, querrán y buscarán aquellas prendas que representen los valores que su entorno social pondera.

Es importante tomar en cuenta los deseos de los niños a la hora de elegir su ropa y evaluar la importancia que para él tenga llevar puesta determinada prenda o marca, especialmente en los inicios de la adolescencia, cuando la mirada de los demás cobra elevada importancia. 

Sin embargo, el adulto debe tener clara la justa importancia que tiene la vestimenta, ni más ni menos, porque son ellos quienes muchas veces dan más importancia al atuendo del que debiera tener, o visten a sus hijos de la manera en que desearían vestirse ellos mismos, y por diversas razones no pueden, o los visten como les hubiera gustado vestir en su infancia.

Poner límites

Suele suceder que en la vorágine de comprar no se encuentre el freno y se dé rienda suelta a la demanda insaciable del pequeño aprendiz del mundo consumista, del que los adultos también formamos parte, por lo que algunos especialistas recomiendan poner límites a nuestros hijos, mismos que le ayudarán a madurar y a crecer, para enseñarlos a tolerar la frustración de que no todo está al alcance de la mano.

Aunque aconsejan escuchar y tomar en cuenta las opiniones de los niños respecto a cómo vestirse, los especialistas señalan que el pequeño no puede y no debe tener en sus manos el poder de decidir qué se pone o qué se deja de poner, pues a medida que lo chicos van madurando para llegar a ser adolescentes, van demostrando ser personas cada vez más independientes, empiezan a tomar sus propias elecciones y decisiones para entrar en el mundo adulto, donde podrán vestirse como tal.