Por fin te has decidido. Has desarmado su cuna y en su lugar reina en la habitación una magnífica cama nueva. El niño parece encantado con el cambio. A la hora de dormir, como de costumbre le mimas un poco, apagas la luz y te vas al salón. No han pasado 5 minutos cuando llega todo sonrisas: “Mamá, no puedo dormir”. Le vuelves a acostar y de nuevo se levanta. Así, hasta que te cansas y le dejas estar contigo y el niño termina dormidito delante de la televisión.
Siendo la primera noche, piensas que te conviene ser indulgente. Pasa una semana, transcurre un mes y todo sigue igual. Estás ya pensando en volver a armar la cuna. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué pasar de la cuna a la cama está resultando tan complicado?Nadie puede saber cómo va a reaccionar tu hijo al dormir en una cama de niño mayor. Sin embargo, algunos indicios pueden informarte sobre la oportunidad de la medida, pues es importante evitar que sea una decisión prematura. Veamos cómo se comporta un niño que está preparado para el cambio.
• Ya ha aprendido a entrar y salir de la cuna sólito.
• Cuando le acuestas, se queda dormido sin mayores problemas.
• El mismo ya ha pedido dormir en una cama.
• Es bastante obediente y te entiende cuando le das explicaciones.
• Camina, corre, baja y sube escaleras, da saltitos con bastante seguridad.
• En su habitación puede quedarse a solas sin correr peligro.
• Vive la perspectiva de dormir en una cama como algo positivo y bueno.
Es muy frecuente que el paso de la cuna a la cama se complique cuando está motivada por el nacimiento de un hermanito. Esta situación puede avivar celos en un momento ya de por sí delicado. Por eso, conviene ser prudente y permitir que duerma en su cuna de siempre si puede sentirse desplazado. Mientras tanto, quizás se pueda encontrar una prestada para el bebé.
via crecebebe.com
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