Para tener éxito en el proceso de dejar el pañal, deberás olvidar falsas creencias, como éstas:
1. Los padres pueden elegir el momento para enseñar a su hijo a dejar el pañal. Quien “lleva el guión” del aprendizaje es el pequeño. En todo niño hay un afán por dar este paso, pero para que pueda comenzar el proceso deben coincidir una serie de condiciones favorables: su madurez biológica y emocional, su interés por hacerlo y la disponibilidad de sus padres para ayudarle. La función de éstos es acompañarle en el proceso.
2. Prometerle un regalo puede ayudar al niño a aprenderlo más rápidamente. No, un niño cuyo cerebro aún no domina los músculos de los esfínteres no es capaz de aprenderlo. Querrá obtener el regalo, pero se frustrará al no poder conseguirlo. No es necesario prometerle nada, el hecho de depositar algo en el orinal es muy satisfactorio para el niño, es algo que le hace sentirse orgulloso. Y éste es, junto a tus elogios, su mejor regalo, igual que cuando dio sus primeros pasos andando.
3. Una vez aprendido el control de los esfínteres, ya no tendrá ningún percance. No es así. Muchos niños sufren alguna que otra recaída, por ejemplo después de pasar por una experiencia impactante, como la llegada de un hermanito, una mudanza, el inicio del cole… En el control de los esfínteres influyen factores emocionales como la tristeza, miedos, tensiones... Lo mejor es que os mostréis comprensivos y pacientes. Suelen ser recaídas puntuales que el pequeño supera cuando asimila las experiencias emotivas.
4. Todos los niños logran dejar el pañal de la noche a los 4 o, como mucho, los 5 años. No, muchos siguen mojando la cama. Este problema, llamado enuresis nocturna, se debe en un 85% a tener un sueño muy profundo. El niño está tan dormido que no percibe las señales de su cerebro. Hay tres métodos para ayudarle: sentarle en la taza medio dormido por la noche, despertarle para que haga pis por la noche o premiar las noches secas. Los tres sirven y son preferibles a negar el problema, pero el más exitoso es sentarle sin despertarlo en la taza. La mayoría lo superan así, sólo algunos necesitan la ayuda de un sistema de alarma (mira la página de direcciones) que se utiliza a partir de los 6 años.
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