Mientras las madres amamantan al niño, ofrecerle el pecho es, a veces, una fórmula mágica contra el llanto. Sin embargo, no conviene abusar de este recurso por las siguientes razones:
En primer lugar, si no tiene hambre, toma el pecho como si fuera un chupete pero, en el momento en que se lo quitamos y se queda con la boca vacía, vuelve a llorar.
Por otra parte, si lo dejamos succionar durante mucho tiempo, los pezones se resentirán. Además, si sólo se recurre al pecho para calmar al bebé, el padre forzosamente se tiene que quedar al margen y es importante que él también viva estas situaciones críticas junto a su hijo.
Finalmente, tengamos en cuenta que las sugerencias y métodos que presentamos no constituyen un programa completo e infalible. Cada familia elegirá uno de estos sistemas y esperará a ver si surte el efecto deseado. Hay que aplicarlo durante una temporada y tener paciencia, ya que si cambiamos ansiosamente de uno a otro, no haríamos más que aumentar la inquietud y la irritabilidad del bebé.
fuente Crece Bebe .com
imagen crecebebe.com
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